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Casa Valencia es una excelente muestra de que el presente se erige siempre sobre un pasado sólido y bien estructurado. Esta casa vivió una transformación fabulosa cuando dejó de ser atractiva y perdió el toque de encanto y modernidad que alguna vez tuvo. Pero fue gracias a los arquitectos y diseñadores del despacho Micheas Arquitectos que esto pudo concretarse.
La casa, del siglo pasado, contaba con un alto techo de pretil rojo, una estética pasada de moda, una opaca fusión entre colores blanco y rojo, detalles de madera obsoletos y poco funcionales, pero estaba conformada por un volumen cúbico y ventanas de muy buenas dimensiones, cosas que podrían aprovecharse a la perfección.
Esta casa muestra la perfecta armonía que puede crearse cuando se une un espacio funcional y atractivo con la creatividad de unos profesionales expertos en modernidad y estilo.
La fachada tiene cierto encanto y no podemos negar que es fiel a su estilo: la cerca enana, las columnas, la barda vegetal, las celosías de las ventanas, la mezcla de colores, el piso de concreto con enmarcado en ladrillo de barro… Sin duda un estilo elegante y armonioso pero obsoleto, por lo que revisarlo y modernizarlo no le vendría nada mal.
Después de una exhaustiva revisión de la casa y el nuevo programa de necesidades de la familia, los expertos se dedicaron a disponer del espacio de la mejor manera, ampliar accesos, dejar entrar más luz, privatizar los interiores, coordinar colores y texturas contemporáneos, cálidos y atractivos, para lograr una distribución inteligente y una composición interesante de volúmenes y del conjunto en su totalidad.
La casa contaba con un gran patio posterior y corredor lateral, las bardas de vegetación perfectamente podadas le otorgaban una elegancia clásica y sobria pero le hacía falta una cubierta y no sólo para proteger del sol sino para darle personalidad al espacio, delimitar alturas y zonas, especificar el área de cochera y ubicar una terraza familiar, ¡espacio había de sobra!
El cambio se hizo presente. El espacio vacío se utilizó para ampliar la construcción y al mismo tiempo darle un uso real al sitio, además de edificar la fuerte personalidad de la nueva casa. Un volumen lateral se asoma y sale del gran volumen de concreto, blanco y con una cálida franja de listones de madera enmarcando el acceso principal. Al frente, una cochera en batería se separa del paso peatonal por medio de revestimientos de baldosas de concreto y losetas porcelánicas con aspecto de madera.
Las aperturas del volumen conectan directamente los dos patios, dejándonos ver el jardín al fondo. Curioso es que se mantuvieron las cercas de vegetación podada, ¡sin duda eran un elemento hermoso y difícil de sustituir!
La cocina era muy funcional y ciertamente bonita dentro de su estilo. El tapiz, impecable, mostraba los años con orgullo y elegancia. Una serie de alacenas y encimeras de madera con bellos acabados y manijas pasadas de moda fue reemplazada por una nueva serie de muebles de corte minimalista, puertas sin vistas ni accesorios, muros blancos y detalles en acrílico semitranslúcido, electrodomésticos empotrados y una luz sutil y perfectamente distribuida en el cielo.
Esta es la vista a punto de entrar a la casa. La madera nos da una cálida bienvenida y nos acoge en un ambiente luminoso y fresco, en donde un alto muro acristalado deja entrar el verdor del jardín, la clara luz del sol y la frescura del aire.
La elegancia se hace presente desde este momento, y nos envuelve plácidamente.
En todo se ha puesto sumo cuidado, hasta en el más pequeño detalle. El cristal que envuelve la escalera delimita un jardín seco interior, de piedras blancas y detalles ornamentales. El comedor es deliciosamente contemporáneo y se antoja muy confortable. Las luminarias, de formas interesantes, proyectan una luz tenue y sin sombras, y en general la nueva paleta de colores, que juega entre el blanco, crema, arena, gris y rosado, crea una atmósfera irresistible, armoniosa y encantadora.
Desde aquí se alcanza a observar la estancia, a través del corredor que cruza desde la puerta principal hasta el patio posterior. Los diseñadores decidieron separar el área del comedor de la estancia para permitir una zona de circulación tanto al ingresar a casa como al cruzar hacia la zona privada, a lo largo de la escalera. No existen los espacios muertos, la conexión visual y la comunicación espacial entre cada zona es inminente, es clara y fluida. Los colores nos indican una única atmósfera, la radiante luz y la frescura que se traslada desde afuera nos incita a una experiencia de comunión y armonía. Aquí todo es paz y sosiego, regocijo y gozo.
Si te agradó esta metamorfosis, no dejes de visitar esta Casa moderna y llena de confort.
