Soluciones para 6 problemas caseros muy comunes

Armando Cerra Armando Cerra
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A todos nos puede pasar. Cualquiera de las situaciones que vamos a describir nos pueden ocurrir, o nos han pasado ya. Son pequeños deslices domésticos inevitables en algún momento. Simplemente se trata de errores de esos de los que se cometen todos los días. Y como son tan habituales, las soluciones son muy sencillas, a veces costosas, otras engorrosas e incordiosas, pero nunca estos deslices han de adquirir tintes de tragedia.

​Olvidarse las llaves o quedarse encerrado

Dom w Wilanowie , 3deko 3deko الممر الحديث، المدخل و الدرج

Las puertas pueden jugar una mala pasada, tanto la de casa si nos olvidamos las llaves, como las del interior de la vivienda, si se nos quedan encajadas. Pues bien, ambas tienen solución sencilla. En el primer caso, una llamada a los cerrajeros de urgencia lo arreglará. Llegará un señor, nos pedirá que nos giremos y de forma casi mágica, abrirá una puerta que compramos blindada e inexpugnable. Tras eso le pagaremos todos los euros que nos pida y podremos entrar en casa.

Y si ya estamos dentro de casa, concretamente encerrados por ejemplo en el baño, donde se nos ha encajado la puerta. En ese caso, o esperamos a que venga ayuda de algún familiar. O bien tendremos que desmontar las bisagras de la puerta y jugar con ella hasta que podamos abrir. Una recomendación, mucha paciencia.

Un reventón en la tubería

Reforma integral Gran de Gràcia, OAK 2000 OAK 2000 حمام

Otra faena habitual es que se nos reviente alguna tubería de casa, o más bien salte alguna de las juntas. Si es así, y vemos la avería. Lo primero es cerrar la llave de paso para poder trabajar. Después limpiar bien de botes y objetos la zona donde ha caído el agua, ya que siempre es algún lugar donde almacenamos un montón de productos (la infalible ley de Murphy). Y después podemos desmontar esa junta, comprar otra en la ferretería, al igual que el tubo, y volver a montar todo. Y si no tenemos ni idea de este tipo de faenas, entonces no lo dudéis. Después de cerrar la llave del agua y limpiar el charco, llamar a un fontanero. A la larga, vais a ahorrar dinero y salud.

Desagüe atascado

Seguimos con problemas de fontanería. Y este es muy, muy habitual. Atascar un desagüe. En la pila de fregar, por los restos que dejamos que se los lleve la corriente. O también en el baño, concretamente en la ducha porque siempre decimos, en la próxima ducha limpiamos los pelos del desagüe. Y al final: atasco. No es un problema grave. Ni mucho menos. Podéis comprar productos desatascadores en la droguería. Casi todos ellos llevan sosa caústica, y suelen activarse con agua caliente. Una recomendación no abuséis de estos productos. En realidad, su acción consiste en descomponer los residuos, pero también su efecto destructor va a atacando a los materiales de la tubería. Por eso, es mejor no usarlos en exceso. Es mejor limpiar a menudo, e incluso echar un lata de Coca Cola por el desagüe de vez en cuando. Sí. Coca Cola como limpia tuberías.

Un anillo por el desagüe del lavabo

Se cae el anillo por el desagüe, pues antes de soltar ninguna exclamación malsonante, lo primero es cerrar el grifo. Aún puede tener remedio. Luego quita todo lo que hay bajo el fregadero o el lavabo, y coloca un balde o un cubo bajo el codo en forma de cuello de cisne del tubo de PVC que estás viendo. Observa unos tornillos que tienes que soltar, para quitar ese codo de tubo. Una vez libre, verás un colector de drenaje, allí debería estar tu anillo, entre otros residuos acumulados. Ya puedes suspirar aliviado, y volver a montar todo el tubo, y recoger el agua que sin duda ha caído durante la maniobra.

​Quemazos en la ropa con la plancha

Estamos hablando de deslices, es decir, se supone que hemos quemado un poco una prenda con la plancha y nos ha dejado mancha, pero no ha llegado a quemar el material. O sea que tiene remedio. Por ejemplo, en una camisa de lino o de algodón lo podremos arreglar si humedecemos una tela vieja con peróxido, la ponemos sobre la camisa manchada, y pasamos la plancha bien caliente tantas veces como sea necesario.

Demasiada sal en la comida

Hay miles de deslices habituales y posibles en cualquier hogar. Cada uno podéis decir uno, pero vamos a acabar de momento con uno relacionado con la alimentación. ¿No os habéis pasado alguna vez con la cantidad de sal que habéis echado en el guiso? Seguro que sí.

Si eso os ocurre en un guiso, caldo o sopa, lo puedes arreglar. Date prisa e introduce una patata cruda pelada o una manzana en la cacerola. Gracias a ella podrás absorber ese exceso de sal. Y si no tienes a mano una patata, también puedes optar por echar al caldo caliente unos palillos o mondadientes durante unos diez minutos. Eso sí, acuérdate de cuantos has echado para retirarlos luego, antes de servir. 

Y en el caso de que os paséis con la sal para el arroz hervido, o la pasta o las verduras cocidas, y no os dé tiempo en la cocción a estos remedios, podéis intentar reducir el exceso de sal al colar esos productos. Para eso, en el escurridor siempre podéis darle bastantes pasadas de agua.

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