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Objetivo: atraer al cliente. Los locales comerciales han de emplear estrategias que inviten a los transeúntes a entrar en su local y adquirir sus productos. Para ello, tendrán que recurrir a métodos de seducción que supongan un deleite para nuestros cinco sentidos. El prioritario: la vista. Deberán disponer su mobiliario y sus productos de manera interesante para el cliente, de manera que éste se sienta a gusto y se preste a consumir. Se busca así la adecuación del local a las necesidades de éste.
Aunque nos pese, la primera impresión importa, y mucho. Por este motivo, aportamos aquí algunas ideas para que a los locales comerciales les resulte más fácil lograr sus objetivos. Tomamos, como ejemplo, los locales de Rimini en Madrid y su disposición. Sin duda, una excelente carta de presentación elaborada por Conalca.
Todo ha de estar medido al detalle. Al igual que en nuestra vida cotidiana, la primera impresión es siempre la que más nos marca y la que en mayor medida nos condiciona. Rimini es consciente de ello y por eso cuida la disposición de la tienda desde que nos determinamos a entrar hasta que decidimos salir de este mundo de colores, vitalidad y dinamismo.
Observamos que su entrada se envuelve con la presencia de una alfombra y unas plantas que nos conducen hasta un mostrador. Cuidan indudablemente la recepción y el trato al cliente. Un factor clave para seguir concienciados a adentrarnos en la tienda con el que consiguen que nos sintamos, simplemente, a gusto.
La entrada de los locales comerciales ha de representar la máxima materialización del mimo al cliente. Alfrombras que aportan calidez y color a nuestra entrada en el local y que nos conducen con dulzura a un sofá pensado para los acompañantes que se ganan el cielo con su paciencia. El sofá se impone mediante la vitalidad de sus colores y de sus motivos frente a una estantería, con la que conforman un ambiente impregnado de protección y cuidado personal.
Las tiendas Rimini saben cómo darnos la bienvenida. Por eso, lo primero que nos encontramos al entrar es un mostrador de recepción y caja, desde donde se nos saluda y se nos acoge. Su tono blanco nos transmite serenidad y ligereza para dejarnos claro que no se pretende complicarnos la vida, sino hacérnosla más agradable. Además, nos cuidan hasta tal punto que somos dignos de ser recibidos sobre una alfombra de destacables motivos. Es, indudablemente, una oda al servicio al cliente.
Los locales comerciales han de disponerse de manera que sean un regalo para nuestros sentidos. Han de irradiar color, fuerza, vida y dinamismo, llegando incluso a despertar nuestro último anhelo de adquirir productos nuevos. Por ello, la colocación de la mercancía ha de estar muy bien pensada, de modo que los expositores cuenten con espacios amplios y bien iluminados para poder brindarnos una auténtica lluvia de color. Es, por ende, un deleite para la vista.
El orden es la base del éxito. Sin orden jamás nos sentiremos lo suficientemente a gusto en un local comercial para poder despreocuparnos del reloj y dejarnos llevar por nuestro deseo de comprar. Por eso, será clave que escojamos un expositor que nos proporcione amplios espacios de almacenamiento. Como sugerencia, Rimini nos muestra un expositor cuyos estantes han sido extraídos de manera gradual a fin de tener acceso físico y visual a cada una de las prendas que, ordenadamente, conforman una secuencia de color para el cliente. Todo un cuidado del detalle.
